Preguntas sobre evaluación al PSOE

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¿Qué es evaluar?

La evaluación, la autonomía y la responsabilidad compartida son tres conceptos esenciales que cualquier sistema educativo, considerado como un servicio público esencial, debe integrar. La evaluación educativa o formativa vinculada a procesos de mejora, que es la que, a nuestro juicio, debe incorporar el nuevo ordenamiento del sistema educativo presenta ciertas singularidades. La evaluación no debe convertir en un mecanismo para señalizar adecuadamente las diferentes ofertas en un mercado educativo, como propone la LOMCE, sino que debe ser siempre una oportunidad para definir zonas de mejora.

En este sentido, conviene aclarar que las evaluaciones internacionales pueden desempeñar una función importante en los procesos de mejora, pero sin que en ningún caso deba ocurrir que la política educativa termine definiéndose para tener éxito en las evaluaciones internacionales.

El problema no es sólo mejorar el rendimiento de nuestro alumnado en las pruebas internacionales, sino definir un modo de lograr que este objetivo que sea aceptable para toda la sociedad y que esté en consonancia con el reconocimiento de la educación como un derecho universal y no como una ventaja competitiva para obtener mejores sueldos en el mercado laboral. No es lo mismo mejorar el rendimiento de nuestro alumnado siguiendo el modelo finlandés que seguir el modelo coreano.

 

¿Para qué evaluamos?

La evaluación en la medida en que implica la adopción de decisiones tendentes a mejorar el ajuste progresivo de la ayuda pedagógica a los alumnos, supone una estrategia esencial en la consecución de la calidad educativa. Para ello es necesario que la evaluación se desarrolle tanto de forma externa como interna, tanto de un modo formal como informal, que se aplique a todos los elementos del proceso educativo, y que permita la participación de todos los agentes y sujetos del proceso educativo.

Para los alumnos, la evaluación es el medio de comprobar el grado de adquisición de competencias y contenidos que se han trabajado en el aula.

Para los docentes, en particular, la evaluación es la oportunidad para aprender de las decisiones, y por tanto el modo, por excelencia, de su perfeccionamiento profesional.

Para los centros, en general, la evaluación es esencialmente comprender y valorar su propia capacidad para alcanzar el éxito en la realización de su proyecto educativo y adaptarlo permanentemente a las necesidades y oportunidades que ofrece cotidianamente el transcurso de la actividad formativa.

Para la administración pública, la evaluación es una oportunidad para conocer y regular el funcionamiento del sistema educativo, resulta esencial la evaluación de los centros educativos en toda su complejidad: de sus proyectos y logros, sus estructuras y recursos, su dinámica de relaciones y actividades. En esa evaluación tienen un papel decisivo los propios centros.

 

¿Estamos evaluando o calificando?

La LOMCE ha querido imponer una cultura competitiva de la educación, tanto desde un punto de vista general como individual del alumnado y para ello ha instrumentalizado muchos mecanismos y entre ellos las evaluaciones son uno de lo más perjudiciales. Es así porque las evaluaciones tal y como las plantea la LOMCE suponen convertir el sistema en un sistema de procesos selectivos mediante evaluaciones. El mejor ejemplo es la Evaluación (Revalida) al Final del ESO que puede llevar a expulsar de la titulación en la etapa obligatoria de escolarización. De otro lado podemos ver cómo la obsesión con obtener clasificaciones de centros mediante las evaluaciones es otra autentica perversión que parte de desconocer que el fin es garantizar el derecho a todo los alumnos a la educación  y que obvia que las grandes diferencias se producen dentro del aula y no entre centros. La evaluación en la LOMCE no es puesta al servicio de una mejora sino de la selección.

También es cierto que lamentablemente las normas educativas llevan a los docentes a realizar unas evaluaciones del alumnado basadas en cientos de parámetros, estándares de aprendizaje que acaban por hacer perder de vista la evaluación como algo global y se centra en múltiples calificaciones meramente aritméticas, sin tener en cuenta el desarrollo del alumnado en conjunto.

 

¿Se selecciona con las pruebas externas?

Las pruebas o evaluaciones externas tienen tres grades objetivos, ninguno de ellos vinculado a la mejora de la educación: Primero. Con las pruebas externas lo que se ha pretendido en la LOMCE es determinar qué se aprende, cómo se aprende y determinar a qué tipo de alumnos se selecciona. Segundo. Al promover estas pruebas externas se ha producido una determinación de la manera en la que desarrollar el aprendizaje orientado hacia la consecución de una prueba y no de la adquisición de las competencias y el desarrollo integral del alumno. Y la tercera  es que a la vez,  suponen una manera de pervertir la tarea del profesorado; es decir, no promover el aprendizaje de los alumnos sino la consecución de una prueba por la que también se le evaluará y seleccionará tanto a él como al centro educativo. Y tercera. Lo más grave, impone un sistema que sabiendo cómo influye la situación social y cultural de partida del alumno, lo convierte en un sistema de selección social. En definitiva, las purgas externas de la LOMCE son las que permiten convertir la educación en un medio de segregación social mediante la selección.

 

¿Qué falta o sobra para que sean pruebas de diagnóstico?

Sobran plenamente tal y como están planteadas. La situación actual de paralización de la prueba  o reválida de final de la ESO debería ser permanente, y por tanto desaparecer. Es difícil convertir las actuales evaluaciones externas en una herramienta de utilidad para el sistema educativo. Por ello consideramos que es imprescindible su desaparición, destacando con ellas una cultura escolar vinculada ala selección y segregación. Las pruebas de diagnóstico no pueden construirse desde la evaluacionespuesto que responden a otro objetivo y están ubicadas al final de las etapas con el sentido de seleccionar, no de  promover un diagnóstico riguroso de los procesos de aprendizaje individual y  colectivo.

 

¿Cómo se puede hacer compatible una nota numérica con el progreso educativo experimentado por un alumno durante todo un curso escolar?

Son cuestiones diferentes. Una es la manera de expresar una evaluación, tal vez no la mejor, y la otra es un método de evaluación. El primero es una manera convencional de adornar una necesidad que puede ser mejorable y discutible, pero  que en todo caso expresa un punto concreto de la evaluación. El segundo debe ser el procedimiento, el proceso de evaluación, independientemente de cómo lo expresemos. Cualquier sistema para expresar una evaluación para ser equitativo y eficaz, deber poder responder a una metodología de evaluación continua que mida el avance y progreso del alumno. Frente ala visión sistematizada  y plana que nos ofrecen las reválidas, debemos confiar en la capacidad docente, tanto individual como conjunta, de valorar el progreso de cada alumno y la consecución de objetivos.

 

¿Cómo se puede realizar una evaluación integral que indique el valor añadido que aporta el centro educativo a su alumnado?

Todos los agentes en el proceso educativo se influyen a todos e interactúan de forma permanente. Son una comunidad, no exenta de conflictos, pero esencialmente cooperativa en la que solo se produce el proceso central de aprendizaje para el alumno cuando existe esta relación. En definitiva tiene un fuerte componente social, de integración y no deja de basarse en relaciones multilaterales. Podemos evaluar cómo se produce gran parte de estos procesos y definir aquellas mejoras orientadas a garantizar y promover el aprendizaje.

Debemos en todo caso añadir que la escuela no es no solo el aprendizaje, la adquisición de competencias, sino un lugar de socialización, de participación, también para los alumnos, y en tal medida lo es de convivencia, de socialización y desarrollo personal de cada alumno. Existen procesos que el alumno puede desarrollar en la escuela, que no son evaluables a simple vista pero constituyen un elemento central. Muchos de estos elementos son de socialización y tienen una influencia directa en la mejora de los aprendizajes, por ello es importante reivindicar el papel de la escuela en ellos, como una parte indispensable del desarrollo integral del alumno más allá de lo estrictamente educativo.