El resultado de las elecciones del 20 de diciembre deja un escenario incierto para toda la ciudadanía al quedar la puerta abierta a dos posibilidades de gobierno o ninguna.
Desde CEAPA despedimos al gobierno saliente con gran alegría y alivio, como no podía ser de otra forma después del sufrimiento que nos hicieron pasar a toda la comunidad educativa durante estos últimos 4 años. Años de recortes, de retroceso en derechos, de ataques a lo público, de interinidad, de regalar el dinero de nuestros impuestos a las empresas privadas, de mentiras, de insultos por defender los derechos de nuestros hijos e hijas.
Sí, es para todos un gran alivio y eso debe recordarles a los políticos que la ciudadanía no olvida las actuaciones de sus gobernantes y no se les engaña con promesas electorales. La política se hace día a día y el balance general, en este periodo que termina, no podría haber sido peor.
Empezamos una nueva etapa que debe ser de ilusión por un cambio esperado y que nos permita recuperar lo perdido y eliminar lo no deseado por perjudicial y nocivo para nuestra sociedad.
Pero empezamos una nueva etapa que debe ser de ilusión por un cambio esperado y que nos permita recuperar lo perdido y eliminar lo no deseado por perjudicial y nocivo para nuestra sociedad.
En esta categoría está la LOMCE, la peor ley de educación que recuerda nuestra democracia. Una ley, que no nos vamos a cansar de decir que hay que derogar. Y estamos aquí para recordar una y otra vez a nuestros políticos su compromiso de eliminarla nada más que hubiera un cambio en la configuración del Congreso de los Diputados. Y lo hay.
No nos sirve escuchar disculpas más o menos elaboradas de que es muy difícil, que ya está implantada, que hay alumnado estudiando bajo ese paraguas, que las programaciones están hechas,… nos da igual. Otras leyes estaban implantadas y por intereses políticos de un plumazo se echaron abajo sin tener en cuenta nada de lo anterior. En esta ocasión, los intereses son sociales y demandados por toda la comunidad educativa y la ciudadanía en general.
Este año no puede haber ya las pruebas de tercero de primaria, ni la reválida de sexto. No podemos permitirnos dos cuartos en secundaria que segregan de forma temprana al alumnado, ni las revalidas de secundaria o bachillerato.
Al nuevo Congreso de los Diputados le pedimos la derogación de la LOMCE, el Decreto de Medidas Urgentes, la Ley de autoridad del Profesor y solicitamos la apertura de diálogo real con toda la comunidad educativa para la elaboración de una nueva ley de educación que respete cada artículo recogido en la Convención de los Derechos del Niño, cuyo objetivo sea la formación integral del alumnado para configurar un modelo social basado en la equidad, la justicia, la solidaridad, y el respeto.
No seguiremos aceptando una ley segregadora, que aumentó las desigualdades sociales, que quita derechos públicos favoreciendo los privados.
No podemos seguir con la asignatura de religión campeando por nuestros centros escolares públicos como una asignatura evaluable, ni al personal escogido a dedo por las instituciones religiosas compararse en derechos con nuestros docentes y además pagados con fondos que son de toda la ciudadanía. No nos importa la religión que sea, no queremos ninguna en los centros escolares públicos.
No queremos continuar con las aulas públicas masificadas, con pocos docentes para atender el alumnado y la mayoría interinos, sin reposición de jubilaciones o con bajas que se cubren tarde, mal o nunca hasta que se vuelve a reincorporar el docente.
En definitiva, al nuevo Congreso de los Diputados le pedimos la derogación de la LOMCE, el Decreto de Medidas Urgentes, la Ley de autoridad del Profesor por ser contraria al concepto que debe primar en un centro educativo y solicitamos la apertura de diálogo real con toda la comunidad educativa para la elaboración de una nueva ley de educación que respete cada artículo recogido en la Convención de los Derechos del Niño, cuyo objetivo sea la formación integral del alumnado para configurar un modelo social basado en la equidad, la justicia, la solidaridad, y el respeto.