Quiero agradecer en primer lugar a Podemos Aragón por la invitación cursada a la Confederación que presido para comparecer hoy en esta comisión y permitirme la oportunidad de exponer la visión que las familias de la Escuela Pública tenemos sobre el sistema educativo, del que las familias somos pieza fundamental.
Pieza que, en demasiadas ocasiones es olvidada o ninguneada, obviando que somos las destinatarias de un servicio público de las que somos necesariamente copartícipes.
Quiero aclarar que CEAPA aunque somos una organización apartidista, no podíamos rechazar esta invitación para participar en este foro con el fin de evidenciar la necesidad de que se llegue a un pacto social y político en educación y mostrar el modelo de escuela que defendemos. Defendemos que el derecho a la educación es el principal motor para construir una sociedad más justa e igualitaria y debe de quedar garantizado desde lo público, eliminando su privatización. La vertebración de la sociedad y la cohesión social sólo se puede garantizar desde el ámbito público con la red de centros educativos públicos, porque a la iniciativa privada no se le puede pedir que lo garantice, ya que sus premisas y sus prioridades son otras.
Permítanme que dedique unos instantes breves a explicar qué es CEAPA.
CEAPA es la Confederación Estatal de Asociaciones de Madres y Padres del Alumnado de la Escuela Pública. Es la mayor confederación de todo el Estado, cuenta con 42 federaciones y 6 confederaciones integradas, de ámbito provincial y autonómico, y representa al mayor movimiento de voluntariado adulto de España agrupando a cerca de 12.000 Asociaciones de Madres y Padres de Alumnado de la enseñanza pública no universitaria. Llega a todos los rincones de la geografía española, ya que es la única que está presente en los centros educativos del medio rural.
CEAPA tiene como objetivo final alcanzar y consolidar los principios que se recogen en los propios estatutos de la organización: ser escuela pública, inclusiva, científica, democrática, gratuita y laica.
CEAPA considera que la escuela pública es la única que puede garantizar la igualdad de oportunidades y el éxito escolar de todo el alumnado democratizando la enseñanza y mejorando las condiciones de la infancia.
Para conseguir sus objetivos, coordina las actuaciones de las Federaciones y Confederaciones asociadas para lograr la unidad de acción en la mejora de la calidad de la enseñanza y la extensión de la red pública en la educación, fomentando la participación y la democracia en la escuela y en el sistema educativo en su conjunto, desarrollando pautas de inclusión en la escuela, fomentando la apertura de ésta al medio social, natural y cultural en el que se inserta, y en general, realizando todo tipo de actuaciones destinadas a mejorar la calidad de la enseñanza y el bienestar social del alumnado.
CEAPA tiene como una de sus finalidades prioritarias la formación de madres y padres, miembros de AMPAs y FAMPAs, conscientes de la importancia que tiene la información y la formación de las familias para poder ser parte activa y efectiva en la comunidad educativa de cada centro. Somos, además, cauce de relación y coordinación entre las federaciones y confederaciones que la integran, al objeto de potenciar sus respectivas posibilidades de actuación. Pretendemos facilitar la labor de las Asociaciones de Madres y Padres del Alumnado, cumpliendo el papel de opinión, representación y participación de las Federaciones y Confederaciones asociadas a nivel del Estado Español, y ante instancias internacionales, sin perjuicio de la autonomía de aquellas en sus respectivos ámbitos. Somos igualmente interlocutores principales de los padres y madres con el Ministerio de Educación, tanto en sus negociaciones sobre las acciones y políticas a impulsar en el sistema educativo, como en el trabajo en la Comisión Permanente del Consejo Escolar del Estado, en la que ocupamos dos vocalías así como en el Pleno del mismo órgano en la que disponemos de siete vocalías, como órgano más directo de participación, consulta e influencia dentro del ámbito educativo.
Como todos y todas ustedes saben nuestra representación en Aragón se desarrolla a través de FAPAR, Federación de Asociaciones de Madres y Padres del Alumnado de la Escuela Pública en Aragón.
En CEAPA creemos que es prioritario, en primer lugar, llegar a un acuerdo sobre el modelo social de convivencia en el que todas y todos nos podamos encontrar integrados, porque debemos reconocer que los problemas en el sistema educativo nos vienen por no haber alcanzado este acuerdo. Los políticos deberían de ser conscientes de que no se trata de potenciar a ratos el modelo social de unos y a ratos el de otros. Necesitamos encontrar el que nos valga a todas y todos. Esto mismo fue trasladado a la Subcomisión creada en las Cortes y ahora mismo lo hacemos aquí también, para que todos ustedes trabajen decididamente por ello.
En CEAPA somos conscientes de las dificultades que entraña pactar, porque siempre supone renuncias. También es cierto que entendemos el pacto como un acto de responsabilidad y de generosidad pero no de renuncia absoluta, por lo que no podemos asumir pactos a cualquier precio.
Hace años que todos los sectores que formamos parte de la comunidad educativa y, por extensión, la sociedad en general, hablamos de la necesidad de llegar a un pacto educativo. Todos coincidimos en que una parte importante del éxito de cualquier sistema educativo se basa en la estabilidad del mismo y los consensos que puedan implantarse entre todos los sectores y, sobre todo, entre las fuerzas políticas que tienen la responsabilidad delegada de gobernar temporal y transitoriamente las instituciones.
Nuestro sistema educativo ha pasado en la etapa democrática por numerosas leyes educativas, la mayoría de ellas sin tiempo para su desarrollo y, algunas, sin consenso desde su elaboración e implantación, como es el caso de la LOMCE en vigor en la actualidad. Este vaivén, fruto del cambio de signo político en el Gobierno estatal que lejos de mejorar y hacer que la formación de nuestros chicos y chicas progrese, lo que ha supuesto es un sistema educativo mediocre con respecto al de nuestro entorno y el malestar generalizado de unos y otros, familias, alumnado, docentes, políticos… convirtiendo la educación en un arma arrojadiza que, especialmente la clase política, siente como legítima.
CEAPA siempre ha defendido que un pacto no puede ser exclusivamente político, ha de ser además social, porque la educación es mucho más que el criterio ideológico del partido a quien la ciudadanía haya otorgado la responsabilidad de gobernar.
Sin querer establecer ni paralelismos ni comparaciones con el proceso que se está siguiendo a nivel estatal sobre un pacto, cada vez más lejano, sí quiero constatar lo que considero una ventaja y una desventaja para Aragón.
La ventaja es que se parte de un pacto social consensuado, sin embargo no unánime en el seno del Consejo Escolar de Aragón, que, aunque me consta que no fue un camino fácil, fue gracias al trabajo y esfuerzo de las personas, organizaciones y colectivos de la Educación a lo largo de un año.
Aprovecho la ocasión para felicitar la labor de todos los que trabajaron para intentar conseguir consensos.
Así, se cuenta con un documento que debe dar origen a que ustedes, los políticos, actúen con responsabilidad para debatir, valorar, respaldar, ampliar y, en todo caso, enriquecer las 249 medidas de las que consta el documento de pacto que surgió del Consejo Escolar de Aragón.
En cuanto a la desventaja que percibo es el poco tiempo que queda para concluir la legislatura actual y lo que eso puede suponer de prisas y nervios. Por eso, se hace más necesario que se trabaje con el compromiso de garantizar su permanencia. Se trata de acordar una hoja de ruta que guíe, en este caso, el sistema educativo aragonés en los próximos años, gobierne quien gobierne.
En el modelo educativo que CEAPA defiende y por el que trabaja desde su constitución hace más de cuatro décadas ya, quiero destacar en primer lugar la importancia que tiene la dotación de presupuesto suficiente, que en estos momentos pasa por un incremento en la inversión actual para aportar mayores recursos en los centros, más profesorado de apoyo, mejores infraestructuras, incremento de los programas y una mejor respuesta educativa.
La apuesta verdadera por la Educación de cualquier gobierno, empieza, sin ningún género de dudas, por la inversión que se destine a Educación como reto del presente y del futuro de la sociedad.
En este sentido se hace imprescindible la reversión de las políticas de los últimos años, porque aun sabiendo que no todos los males de nuestro sistema educativo son atribuibles a los recientes y demoledores recortes, no podemos cuestionar la regresión que estos han supuesto, especialmente en lo relacionado con la igualdad de oportunidades, que debe ser un principio irrenunciable en Educación.
Es necesario reflexionar sobre el modelo de escuela que queremos, o mejor, dicho, que necesitamos y merecemos. La Escuela además de un reflejo de la sociedad actual, ha de ser el espacio de formación de futuros ciudadanos. Esto implica la necesidad que tiene de adelantarse, de prever esas necesidades para poder darles respuesta de forma anticipada. No podemos construir el futuro basándonos en el pasado y nuestro sistema educativo lamentablemente tiene la vista puesta más en el siglo XX que en el XXI. Primero porque nuestra sociedad y sus necesidades son muy distintas de las de hace un siglo (incluso de las de hace 20 años) y hoy somos conscientes de que seguir con un modelo del pasado nos aboca al fracaso. Fracaso que no es de nuestros hijos e hijas, sino de la sociedad. Y una sociedad moderna como debe ser la nuestra no puede permitírselo.
Y segundo, porque si algo necesita la educación es progreso, avance, transformación, innovación y modernización. Oímos con frecuencia y todo apunta a que así será, que los puestos de trabajo de los alumnos de la escuela actual no existen aún. Por eso tenemos que pensar en ese nuevo modelo que necesitamos, que ha de formar personas solidarias e inclusivas, que antepongan el interés común al interés individual, que estén dispuestas a colaborar antes que a competir, que respeten lo diferente y lo conviertan en riqueza.
Desde la perspectiva de CEAPA es imprescindible que se garantice el derecho a la educación desde lo público, responsabilidad directa e ineludible que compete a la administración, sea del color que sea, puesto que la escuela pública es la que asume el compromiso social de escolarización de todo tipo de alumnado.
Para ello es necesario un ambicioso plan de construcciones de centros educativos públicos y de reforma y ampliación de los existentes, para que la red pública llegue en óptimas condiciones a todos y cada uno de los puntos de escolarización posibles, y lograr así también reducir las ratios de alumnado por aula.
La iniciativa privada tiene otros intereses y prioridades, legítimas, pero no garantes de la igualdad de oportunidades cuyo mandato constitucional establece que todo el alumnado debe tener los mismos derechos con independencia de dónde resida y de cuáles sean sus circunstancias personales y sociales. Para ello ha de garantizarse la gratuidad en el cumplimiento constitucional de que la educación básica es obligatoria y gratuita, que incluya también los libros o materiales curriculares, sean en el formato que sean, y que sea compatible con un sistema de becas que garantice que, en las etapas no obligatorias, ningún alumno o alumna deja de serlo por su situación económica.
Necesitamos que nuestro sistema educativo sea un sistema democrático y por lo tanto participativo. Las leyes educativas no pueden anular o reducir la participación de los integrantes de la comunidad educativa, como hace abiertamente la LOMCE, en especial la de las familias, sobre todo porque la participación es la base de la democracia y nuestros centros han de formar ciudadanos demócratas.
Pero, además, porque la participación es un derecho constitucionalmente reconocido en el ámbito educativo y no queda sino respetarlo y cumplirlo. Y también porque la participación en general y la de las familias en particular es imprescindible para un buen funcionamiento en el sentido más amplio, de nuestro sistema educativo.
Es imprescindible recuperar competencias para los consejos escolares, esas que, con su desaparición, los han convertido en órganos meramente informativos en lugar de espacios para la reflexión conjunta, los consensos en lugar de las imposiciones y la corresponsabilidad en lugar del autoritarismo.
Necesitamos un sistema educativo inclusivo que garantice no solo el acceso a la escuela, sino su permanencia en ella. El alumnado debe sentirse realmente integrante de la escuela, con independencia de cuáles sean sus circunstancias personales o sociales, ya sean temporales o permanentes, su raza, sexo, origen, ideas o cualquier otra condición.
Se trata de entender y asumir la diversidad y la diferencia como un valor añadido para todos y una riqueza colectiva. En este sentido quiero hacer una alusión especial al rechazo que nos produce la educación segregada por sexos, puesto que en la sociedad vivimos de forma conjunta y debemos ser educados desde nuestro nacimiento a convivir. Algunos de los problemas actuales de esta sociedad, vienen dados por no haber logrado un proceso de aprendizaje normalizado con todas las demás personas que nos rodean y separar, sea cual sea la excusa, no contribuye.
Queremos una escuela moderna, lo que requiere un cambio curricular profundo, ya que el actual se ha quedado obsoleto y se ha manifestado inútil.
Uno de los aspectos a los que todos aludimos cuando hablamos de educación es el abandono escolar temprano o el fracaso escolar que, siendo conceptos diferentes, confluyen en una idea común: necesidad de cambio. Nuestra sociedad ha evolucionado, han cambiado las familias y el alumnado, por lo tanto nuestra Escuela debe cambiar. Debemos preguntarnos por qué se aburren nuestros hijos e hijas en la Escuela de hoy para poder buscar respuestas acertadas y que palien los problemas. Debemos preguntarnos qué podemos y debemos hacer todos, las familias, sin duda, pero también la administración y el profesorado.
No podemos seguir en una escuela con metodologías arcaicas que priman el ejercicio memorístico sin una base de razonamiento que les permita alcanzar una comprensión motivadora y que les resulte de utilidad en la vida diaria actual y futura.
La configuración de nuestro actual sistema educativo no ha sufrido apenas modificaciones desde mediados del siglo XIX. La educación ya no es exclusivamente la transmisión de saberes, ni la escuela el único espacio para conseguirlo, ni los docentes los únicos capaces de esa transmisión. Las Ciencias y las Humanidades deben ser capaces de convivir complementándose. No podemos hablar de conocimientos troncales para minusvalorar otros. Si la Escuela debe formar ciudadanos íntegramente, no podemos parcelar el conocimiento y debemos combinar su transmisión con la gestión de las emociones y con un enfoque hacia el desarrollo personal. El aprendizaje o la formación integral del individuo, en el que la educación a lo largo de la vida permita que cada individuo pueda formarse su propia ruta formativa, cobra especial relevancia y la pierde la formación focalizada en un empleo determinado, porque este ya no será un objetivo prioritario ni siquiera seguro.
Para ello es necesaria la flexibilización de los sistemas de acceso y graduación de las distintas enseñanzas y la coordinación de programas e iniciativas de las distintas administraciones. Hay que reconocer las calificaciones obtenidas gracias a la experiencia profesional y crear nuevos programas que se adapten a la evolución de las necesidades económicas y sociales. Las sociedades que hacen un uso intensivo del conocimiento necesitan que los ciudadanos mejoren las competencias que poseen y adquieran otras nuevas.
En este sentido se debe acometer un ambicioso plan que logré el éxito escolar de todo el alumnado con medidas como:
- Convertir al alumnado en protagonista del sistema educativo y de todas las políticas educativas que las administraciones impulsen, lo que implica que el interés pedagógico de los menores se sitúe por encima de intereses corporativos o de otra índole.
- Caminar hacia la escolarización temprana con carácter plenamente educativo que incluya la gratuidad 0-3 años con una oferta de plazas públicas suficiente y una normativa estatal que regule unos mínimos de calidad comunes en sus instalaciones, la formación del profesorado y el control de la inspección
- Adaptar el currículum escolar a las demandas de la sociedad integrando las tecnologías de la información y el conocimiento como herramientas habituales de la actividad educativa con el objetivo de lograr una mayor motivación del alumnado y que éste aprenda a transformar en conocimiento la gran cantidad de información a su disposición. E incorporando enseñanzas bilingües en las que se garantice el aprendizaje de la nueva lengua a todo el alumnado, sin riesgo de pérdida de adquisición de las competencias básicas y de los conocimientos necesarios de las diferentes materias.
- Potenciar la adquisición de las competencias básicas por parte del alumnado, en consonancia con lo que demandan diversos organismos internacionales (como la OCDE), que señalen que nuestro alumnado por lo general no sabe aplicar los conocimientos adquiridos a situaciones cotidianas.
- Atender a la diversidad del alumnado, con una atención lo más individualizada posible, para asegurar la igualdad de oportunidades de todos los niños y niñas y la cohesión social.
- Extender los Programas de Refuerzo, Orientación y Apoyo, que se desarrollan fuera del horario lectivo, a todos los centros escolares, para que tanto el alumnado con mayores dificultades como el de altas capacidades obtengan el respaldo necesario y no dependan de la ayuda de su familia para hacer los deberes o de la renta familiar para pagar apoyos particulares.
- Los deberes escolares deben dejar de ser una pieza clave que marque el éxito escolar del alumnado, al estar directamente relacionado con diversas causas, como el nivel sociocultural de las familias o la conciliación de la vida familiar y laboral, y por tanto ser un factor que genera desigualdad.
- Incorporar y fortalecer nuevos perfiles profesionales en la escuela para garantizar el adecuado tratamiento de las necesidades educativas de todo el alumnado, atender necesidades que van más allá de las posibilidades de los docentes y contribuyan a la detección precoz de las necesidades educativas especiales, para que se puedan tratar adecuadamente las desigualdades de origen y lograr el éxito escolar de todo el alumnado.
- Reforzar las tutorías, para que contemplen las necesidades reales del alumnado y actúen como uno de los elementos para que la colaboración entre familia y escuela sea una realidad.
- Garantizar una evaluación continua real, en la que las repeticiones pasen a ser una excepción en casos de retrasos madurativos y no una norma como en la actualidad. La repetición de curso no contribuye a lograr el éxito escolar de todo el alumnado.
- Mejorar la organización interna de los centros educativos, especialmente de los de secundaria, cuya configuración actual aumenta las dificultades del proceso educativo del alumnado y es fuente de numerosos desajustes y conflictos que favorecen la expulsión lenta, paulatina y segura de una buena parte del alumnado de dicho proceso educativo, y que luego forma parte de las estadísticas de abandono prematuro.
- Coordinar las distintas etapas educativas para avanzar hacia una educación integral; especialmente, hay que facilitar la transición de Primaria a Secundaria, que coincide con un período de dificultades propias de la adolescencia.
- Lograr la escolarización plena hasta los 18 años, ampliando y flexibilizando las opciones formativas desde los 16 años.
- Diseñar, ejecutar y evaluar todos los programas que sean necesarios para atender adecuadamente las necesidades educativas del alumnado, con la finalidad de que no abandonen prematuramente el sistema educativo y obtengan la formación y titulación necesaria para su adecuada inserción en la sociedad una vez finalizado su proceso educativo.
- Desarrollar una nueva configuración de la Formación Profesional, para poner en valor real dichas enseñanzas y que las dignifique e iguale, en su nivel superior, con las enseñanzas universitarias.
- Abordar la socialización y educación de todo el alumnado en el respeto a los derechos y libertades fundamentales; en los valores de la paz, solidaridad e igualdad; y en el ejercicio de la tolerancia y la libertad en un marco de democracia participativa. En este sentido, CEAPA resalta la importancia de la materia Educación para la Ciudadanía y los Derechos Humanos, que debería incrementar sus horas lectivas y su presencia en todas las etapas y niveles, como pieza fundamental para educar personas que sean, antes que nada, ciudadanos responsables y comprometidos con la sociedad a la que pertenecen
No podemos olvidarnos del papel del profesorado en sus distintas vertientes
- Una formación inicial y continua basada en las habilidades pedagógicas necesarias, y previas al inicio de la función docente, que serán complementadas con las especializaciones oportunas en las distintas materias.
- El acceso a la función docente para que sólo se inicien en ella aquellas personas que tengan adquiridas las habilidades pedagógicas necesarias para el adecuado desarrollo de su función y lo demuestren previamente de forma práctica y real.
- La actualización profesional de los docentes mediante su formación continua, con especial incidencia en la utilización de las nuevas tecnologías como escenario obligado de su actividad docente diaria en las aulas, y que propicie un profundo cambio metodológico en aquella parte del profesorado que está más distante del necesario rol actual del docente.
- La erradicación de la alta interinidad en la profesión docente, para que deje de ser un elemento desincentivador en el alumnado y un obstáculo para la puesta en marcha, impulso y continuidad de los proyectos educativos de los centros, sobre todo en el entorno rural
- La evaluación de la actividad docente, para que deje de ser voluntaria y un discurso retórico sin contenido.
Es necesario repensar, dentro del modelo de escuela que queremos, la importancia que tienen los tiempos y los espacios escolares. Ambos, deben ajustarse a las necesidades reales del alumnado en su proceso educativo, adecuando el horario de los centros educativos y el horario laboral de los padres y madres, para facilitar el seguimiento de hijos e hijas, así como para posibilitar la participación. Tenemos que seguir reivindicando servicios que ayuden a la conciliación, como son las aperturas matutinas y, sobre todo, los comedores escolares, que deben ser garantía de educación alimentaria y programas como la apertura de los centros educativos a su entorno.
Un lugar destacado en este sistema educativo ha de tener la educación en la convivencia como un eje vertebrador que lo recorra trasversalmente para formar ciudadanos que sentarán las bases de una sociedad más solidaria y justa. La resolución de los conflictos debe ser educativa y pacífica, poniendo fin a la expulsión como herramienta sancionadora habitual.
La asignatura de religión debe desaparecer del horario lectivo, para respetar los derechos de toda la comunidad educativa y para que no se interrumpa el normal funcionamiento de la organización de los centros educativos.
Se debe transformar el papel de la inspección educativa, abandonando el modelo actual centrado en la burocracia y basado en la desconfianza hacia el profesorado, y su independencia jerárquica de los responsables políticos de turno, a la vez que se acerca a toda la comunidad educativa.
Estas son algunas pinceladas del modelo educativo por el que CEAPA sigue trabajando y del que espero pueda serles de utilidad para alcanzar el pacto educativo en Aragón que dé estabilidad a su sistema educativo y mejore la formación de la sociedad aragonesa.
Leticia Cardenal
Presidenta de CEAPA