José Luis Bimbela Pedrola
Doctor en Psicología. Universidad de Barcelona.
Máster en Salud Pública. Máster en Drogodependencias.
Profesor en la Escuela Andaluza de Salud Pública. Granada.
joseluis.bimbela.easp@juntadeandalucia.es
Web: El Blog de Bimbela http://bimbela.es
Escuela Andaluza de Salud Pública
Cuesta del Observatorio, 4
18011 Granada
Introducción:
La Organización Mundial de la Salud (OMS) lo ha dicho alto y claro. El orden de las prioridades cuando tratamos las drogodependencias es clave: Primero, disminuir la mortalidad; segundo, disminuir la morbilidad; y tercero, disminuir la dependencia. El reto, por tanto, como en otras conductas que producen placer y tienen riesgos asociados (relaciones sexuales, consumo de dulces, consumo de grasas, uso de las nuevas tecnologías, etc.) es promover un uso inteligente que maximice por una parte las ganancias y beneficios (físicos, emocionales, sociales y espirituales); y, por otra parte, minimice costes y riesgos.
Palabras clave: uso inteligente, placer saludable, negociación, contagio emocional, pensamientos saludables, emancipación.
Para empezar, unas definiciones
Droga: Sustancia introducida en organismo vivo que actúa sobre el Sistema Nervioso Central, provocando alteraciones físicas/psicológicas/comportamentales; y que genera dependencia y tolerancia.
Drogodependencia: Enfermedad crónica recidivante. Es decir, las recaídas son parte del proceso, como en cualquier otra enfermedad crónica. Lo que se intentará es que sean lo más esporádicas y breves posibles.
Consumo inteligente: El que maximiza beneficios y minimiza daños.
Placer saludable: El placer es parte de la calidad de vida y tiene componentes de cada una de las cuatro dimensiones de la salud: física, psicoemocional, social y espiritual.
El orden de las prioridades cuando tratamos las drogodependencias es clave: Primero, disminuir la mortalidad; segundo, disminuir la morbilidad; y tercero, disminuir la dependencia.
Para continuar, algunas propuestas
- Gestionar el triángulo de las dependencias:
- El formado por
- 1) La persona (con sus emociones y objetivos, sus habilidades y características físicas, su nivel de autoestima);
- 2) El medio donde desarrolla su vida (familia, amigos, barrio, asociaciones, centro de estudios, redes sociales, medios de comunicación);
- y 3) La sustancia en concreto de la que se trate (alcohol, tabaco, cannabis, etc.).
Mantener en equilibrio este triángulo será fundamental a la hora de prevenir inicios de consumos y recaídas, y gestionar el mantenimiento de las conductas más saludables. Si uno de los vértices se descompensa (por ejemplo, en situaciones de duelo o pérdida, o en situaciones de crisis sociales/laborales) los consumos controlados pueden “dispararse” y aparecer los riesgos asociados: dependencia, problemas físicos y sociales.
El reto, por tanto, como en otras conductas que producen placer y tienen riesgos asociados es promover un uso inteligente que maximice por una parte las ganancias y beneficios (físicos, emocionales, sociales y espirituales); y, por otra parte, minimice costes y riesgos.
Potenciar acciones saludables como:
- Preguntarles motivos y razones: “Juan, me gustaría mucho saber porque….”. Indagar con humildad: “Isabel ¿Cómo puedo ayudarte para que…?”. Y, claro, después de preguntar: escucharles con atención plena (en cuerpo y alma) y con honestidad (dispuestos a descubrir y a aprender).
- Empatizar. Es decir, entender sus dudas, sus miedos y sus motivos. Y decírselo: “Entiendo que esta nueva situación te produzca, de momento, dolor y rabia. Es normal, cuesta adaptarse a cambios como el que te planteo”.
- Reforzar esfuerzos comprobados (el intento es bello) y logros concretos: “Te agradezco que me lo hayas contado”. Además, las buenas noticias, no demorarlas: “¡Lo has conseguido! ¡Felicidades¡” En resumen, el refuerzo, mejor que sea inmediato, concreto y sincero.
- Acompañar procesos, aprendizajes, retrocesos, intentos, recaídas. Aprendiendo, cuando sea necesario, a “hacer no hacer nada” (en acertada expresión de Funes). Estando presentes sin agobiar, preguntando abiertamente sin interrogar policialmente. Fomentar aficiones, actividades saludables, y aprendizajes que les permitan gestionar saludablemente el estrés y el malestar emocional, y aumenten su autoestima.
- Descubrir y potenciar, con ellos/as, sus dones y sus talentos ¿Qué les apasiona? ¿Dónde está su “arte”? ¿Su vocación? Esta intervención es relevante para promover su satisfacción existencial, ayudarles a sentirse útiles, y facilitar que encuentren su “sentido vital”. Como nos recuerda Natalia Ginzburg: “Cada vocación es una forma de amar la vida y de luchar contra el miserable miedo a vivir”. Cultivando, con amor, la excelencia y la calidad.
- Negociar mediante estrategias inteligentes: las que permiten y hacen compatible el logro de los objetivos de unos/as (padres/madres) y de otros/as (hijos/as). Frente a los cambios por la fuerza (“decreto ley”): “Porque yo lo digo”, que provocan rechazo y no se mantienen en el tiempo, el cambio inteligente (ganar/ganar) es duradero y mutuamente gratificante.
- Y, desde luego, predicar con el ejemplo (en cada una de las acciones comentadas), manteniendo la coherencia entre los dichos y los hechos; entre los qués y los cómos. El cambio, la mejora, la crítica, la calidad… empiezan por uno/a mismo/a. Es decir, por el padre y por la madre. Y utilizar habitualmente, con los/as hijos (diálogo externo) y con uno/a mismo/a (diálogo interno) tres expresiones que generan confianza y una comunicación honesta y fluida: “Por favor”, “Gracias”, “Perdón” (lo que coloquialmente llamamos el PGP de la comunicación).
Mantener en equilibrio este triángulo (persona, medio y sustancia) será fundamental a la hora de prevenir inicios de consumos y recaídas, y gestionar el mantenimiento de las conductas más saludables.
Evitar acciones tóxicas como:
- Usar con los/as hijos (diálogo externo) y con uno/a mismo/a (diálogo interno) palabras tan injustas y poco realistas como: “Siempre, todo, nunca, nada, jamás, imposible”. O expresiones tan demoledoras como: “No lo conseguirás”, “es muy difícil”, “te lo advertí”.
- Utilizar verbos como suponer (“Debes pensar que soy tonto y no me entero”), etiquetar (“Eres un irresponsable”, “Sois unos flojos”), o desvalorizar (“No vales para esto”, “Me has fallado”). Verbos que dificultan la comunicación y generan rechazo y huida.
Potenciar acciones saludables como preguntarles motivos y razones, empatizar, reforzar esfuerzos comprobados (el intento es bello) y logros concretos, acompañar procesos, aprendizajes, retrocesos, intentos, recaídas, sescubrir y potenciar, con ellos/as, sus dones y sus talentos, negociar mediante estrategias inteligentes, predicar con el ejemplo (en cada una de las acciones comentadas), manteniendo la coherencia entre los dichos y los hechos.
Evitar algunas trampas clásicas como:
- La trampa del “pero”. Una palabra que compara, que minusvalora lo bueno que pueda haber antes (empatía, refuerzo). La alternativa saludable: la “Y” (que suma, que une sin comparar).
- La trampa del “cara o cruz” (todo/nada). La vida no es como una moneda (o lo puedo hacer todo, lo perfecto, o ya no puedo hacer nada); sino que es más parecido a un continuo, que va de nada a todo (de 0 a 100) y en ese continuo nos vamos moviendo intentando mejorar cada día.
- La trampa del “pasado (arrepentimiento y culpas por lo que no hicimos o por los errores cometidos) y futuro” (los miedos por las incertidumbres, por lo que puede ocurrir). Olvidando que lo único que tenemos en realidad es… ¡el presente! (el aquí y ahora) (1).
Para acabar, varias reflexiones
Contagiando emociones
- Las emociones y los comportamientos se contagian. Y se contagian tanto unos (alegría, optimismo, tranquilidad, sosiego) como otros (rabia, desesperanza, angustia). No es mejor padre/madre el/la que más se angustia. Al contrario, la angustia de los padres les duele a ellos (padres/madres) y se contagia a los hijos/as ¿Cómo conseguir la gestión saludable de las emociones? Mediante la Tabla de Gimnasia Emocional – TGE y sus 6 ejercicios: 1º) Identificar la situación concreta; 2º) identificar las emociones derivadas; 3º) identificar los pensamientos que las han provocado; 4º) Identificar las distorsiones cometidas en esos primeros pensamientos; 5º) Crear nuevos pensamientos, más objetivos, justos y realistas; y 6º) Percibir las nuevas emociones que aparecen derivadas de las nuevas formas de “ver las cosas”. El entrenamiento diario de la TGE (2) garantiza una forma de pensar (diálogo interno, lo que yo me digo a mi mismo/a) más saludable, inteligente y evolucionada. Es maravilloso descubrir el poder que tenemos sobre nuestros pensamientos, nuestras emociones y nuestra felicidad. Ante lo que hay, nosotros decidimos qué pensar, qué sentir y qué hacer (3).
Igualando a la alta
- Los conceptos, pistas y sugerencias presentados pueden resultar también de gran utilidad para la gestión de otros temas importantes en adolescentes y jóvenes (4) como el uso de las TIC (Tecnologías de la Información y Comunicación), las prácticas sexuales, los hábitos alimentarios, y los hábitos de estudio. Un uso habitual en el medio familiar de la TGE y de los verbos mencionados: preguntar, escuchar, empatizar, acompañar y reforzar, garantiza el mantenimiento de una comunicación fluida y honesta, basada en la confianza; y facilita la prevención de los conflictos, y la gestión exitosa de situaciones difíciles y problemáticas.
Promoviendo emancipaciones
- ¿Preferimos hijos e hijas dependientes (de momento dependientes de nosotros/as, más adelante ya se verá de quién o de qué) o hijos e hijas autónomos y emancipadas? Piénselo el/la lector/a con calma y antes de responder lea atentamente, por favor, la lúcida reflexión de Fernando Savater: “La paradoja que conoce cualquier educador, su éxito no estriba en hacerse insustituible; sino, por el contario, en conseguir que aquellos a los que se dirige puedan prescindir de él y continuar razonando sin su tutela”.
Y para empezar el entrenamiento:
- (1) Bimbela JL. El miedo, más contagioso que el Ébola, se ha instalado en nuestras vidas. Arch Memoria. 2015; 12 (3). Disponible en: http://www.index.com/memoria/12/12300.php (Consultado el 10.03.2016).
- (2) Bimbela JL. Gimnasia Emocional. Pasamos a la acción. Granada: Escuela Andaluza de Salud Pública; 2008.
- (3) Bimbela JL. Yo decido. La tecnología con alma. 2ª Ed. Bilbao: Desclée de Brouwer; 2015.
- (4) El Blog de Bimbela (http://bimbela.es) (Consultado el 10.03.2016).