CEAPA celebró que un organismo internacional como la OMS denunciara la presión a la que se ven sometidos nuestros hijos e hijas debido a la sobrecarga de trabajo que se les encomienda fuera del horario lectivo y fuera del centro, por miedo a las consecuencias a las que se enfrentan en caso de no realizarlo.
CEAPA lleva años cuestionando esta práctica que se lleva a cabo con demasiada frecuencia por parte de los docentes, tanto en Educación Primaria como Secundaria, basada en una costumbre propia de tiempos pasados, que evidencian la necesidad de evolucionar y progresar en cuanto a la metodología que se aplica en las aulas, que no es propia del siglo en el que nos encontramos, de la sociedad en la que vivimos, ni va dirigido al alumnado que actualmente puebla nuestros centros educativos.
La presión institucional que se traslada a través de la obligatoriedad de los deberes y las consecuencias negativas en caso de no realizarse, hace que las familias que no tienen disponibilidad horaria, no tienen conocimientos, o no tienen formación para asumirlos de forma adecuada, paguen clases particulares o academias para evitar que sus hijos e hijas sufran sanciones por esa causa como, por ejemplo: anotaciones en la agenda, bajada de notas, castigos sin recreo, o comentarios en público; sufriendo sus hijos e hijas un factor de desigualdad, ya que a las familias que no disponen de capacidad económica para acometer estos gastos se les hace responsables de las bajas calificaciones de sus hijos e hijas, los cuales pasan a engrosar unas estadísticas de fracaso que “casualmente” está repleto en gran medida de alumnado perteneciente a un bajo nivel socio-económico y cultural.
CEAPA entiende que el concepto “fracaso escolar” está deliberadamente mal definido, ya que no es el alumnado quien fracasa, sino el sistema educativo, que no es capaz de abordar las necesidades del alumnado trasladando la responsabilidad al propio alumno y a su familia.
Existe una presión social tanto hacia el alumnado como hacia las familias que comunican al profesorado su posición contraria a la realización de deberes obligatorios, y que optan por dedicar su tiempo libre en otro tipo de actividades exentas de contenidos curriculares, a lo que tienen derecho, ya que desde los centros educativos y el profesorado se traslada un mensaje a la sociedad y a las familias en el que se habla de la necesidad de la implicación familiar en el proceso educativo de sus hijos e hijas, entendiendo por implicación el control y obligación de la realización de deberes y estudio en casa, ya que en caso de no realizarse puede conllevar incluso la repetición de curso, por lo que muchas familias asumen la responsabilidad del progreso académico de sus hijos e hijas condicionando tanto el ocio como la relación familiar que gira en torno a la realización de los deberes obligatorios.
Son muchos los comunicados que llegan a CEAPA de familias que piden ayuda, cuestionando esta práctica y reclamando una actuación que lleve a terminar con la dinámica que se ha implantado en sus hogares y que sin embargo no se atreven a trasladar al profesorado, exigiendo máxima discreción en sus consultas, y exponiendo su temor a exponer públicamente su malestar, que en la mayoría de los casos sólo están dispuestos a realizar si se les garantiza el anonimato, ya que manifiestan temor a represalias o a generar una situación que pueda incitar al acoso escolar, porque esta presión con los deberes, que es una forma de realizar un acoso institucional al alumnado, además, sirve en ocasiones de argumento para que éste sufra acoso escolar por sus iguales.
Las situaciones anteriormente expuestas hacen que CEAPA se haya posicionado públicamente contraria a los deberes obligatorios, realizando charlas dirigidas a Asociaciones de Madres y Padres y familias a las que han asistido los máximos responsables educativos de algunas de las Comunidades Autónomas donde se han impartido, generando un debate que evidencia la necesidad de la supresión de esta práctica.
CEAPA pidió en la pasada legislatura comparecer en la Comisión de Educación del Congreso y del Senado, con respuesta negativa por parte de ambas cámaras, petición que ha vuelto a enviar nada más configurarse las mismas, y a su vez espera el nombramiento de la persona que vaya a estar al frente del Ministerio de Educación Cultura y Deporte, ya que se van a remitir documentos en los que se le van a trasladar argumentos basados en la Convención de los Derechos del Niño, además de preguntas sobre la normativa en la que se sustenta esta práctica, ya que dicha normativa es la que en teoría se aplica cuando se sanciona al alumnado que no ha realizado los deberes y, que nosotros sepamos, ninguna normativa vigente valida esta actuación.