Sobre valores en la Escuela Pública

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En los últimos tiempos las familias estamos conociendo la existencia de programas educativos y materiales curriculares que están generando cierta polémica por los contenidos que en ellos se están difundiendo.

Así, hemos podido leer sobre la pretensión del Ministerio de Educación de extender a los Centros Públicos del convenio firmado entre el Ministerio de Defensa y centros privados de enseñanza para inculcar al alumnado de los ciclos de Primaria y Secundaria de valores militares y patrióticos, mediante el Proyecto Conocimiento de la Seguridad y la Defensa en los centros educativos

Una simple lectura del material editado para este fin, demuestra que la visión que se intenta transmitir está lejos de lo que para gran parte de la sociedad representa actualmente la Defensa ni las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, y, entre otras, podemos ver que en este material se expone como amenazas que ponen en peligro nuestros valores, entre las que se incluye la inestabilidad económica y financiera”, “la proliferación de armas de destrucción masiva” y los flujos de inmigración irregular”.

También encontramos una extensa difusión de las ordenanzas castrenses (poco acertada para los ciclos a los que se dirige) en las que se promulga la obediencia y fidelidad a la jerarquía y una importante exposición de los símbolos patrios como el himno, la bandera, el escudo o el Rey que parece transportarnos a épocas pasadas cuando, según nos cuentan, existía una asignatura llamada Formación del Espíritu Nacional.

Por otra parte, también hemos conocido recientemente, por la aparición en los medios de comunicación, la existencia de un libro de Biología y Geología de 3º de la ESO en el que se hacen afirmaciones como que la «abstinencia» sexual y la «fidelidad» son las mejores soluciones para prevenir unas enfermedades de transmisión sexual que se «podrían favorecer con algunas conductas de riesgo, como el cambio de pareja, tanto homosexual como heterosexual», o donde define el aborto como un “problema social” y se dice que su aumento en España «ha sido exponencial en los últimos 20 años.

Ante la polémica generada en algunas Comunidades Autónomas, y la petición de su retirada por parte de la Consejería de Educación de Aragón, la editorial se ha negado a su retirada y el Ministerio de Educación no ha abierto ningún procedimiento sobre el caso.

En los últimos días también ha circulado por las redes una exposición sobre materiales educativos difundidos por los centros de primaria, editados por una fundación privada, en los que bajo el pretexto de la formación del alumnado en nociones económicas se difunden argumentos a favor de la inversión para el beneficio y de los activos financieros.

No son estos los únicos casos que hemos conocido o que están circulando por las redes sociales, pero tienen en común una cosa; la difusión, cercana al adoctrinamiento, de unos claros mensajes hacia el alumnado que se caracterizan por ser los fundamentos ideológicos de los partidos políticos neoliberales, y donde vuelve a quedar patente la pretensiones constantes por parte de los gobiernos de turno por intervenir en la educación para transmitir “sus valores” en vez de dedicar sus esfuerzos a trabajar por mejorar las metodologías y los sistemas de aprendizaje en las escuelas de una manera objetiva.

Y es que son muchas las razones por las que las familias apostamos porque nuestros hijos e hijas se eduquen en centros públicos: la calidad, la integración, la diversidad, la equidad, la gratuidad, etc. Numerosas y todas importantes e imprescindibles para fomentar en el alumnado valores como la paz, la libertad, la solidaridad, la convivencia, el apoyo mutuo y el respeto al diferente. Valores que no son precisamente los que encontramos en muchos de los materiales de los que estamos hablando y, sin embargo, valores imprescindibles para el desarrollo de la personalidad de nuestros hijos e hijas y para fomentar su pensamiento y su espíritu crítico, pero sobre todo para avanzar en el cambio de nuestra sociedad hacia una sociedad menos individualista, más solidaria y con menos fronteras, que respete las libertades y las diferencias de cada individuo y donde el apoyo mutuo no se base en la rentabilidad.

 

Miguel Ángel Sanz

Presidente de la Junta de FAPAR-Zaragoza