¡Las familias coeducamos!

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FAPACE Almería

La socialización es el proceso por el cual aprendemos a ser seres sociales. La familia, la escuela, las asociaciones, los medios de comunicación y la relación con los iguales entre otros, son los agentes que de manera explícita u oculta crean las condiciones y nos preparan para hacernos y reconocernos como personas que forman parte de un grupo, una familia, un pueblo, una escuela…

Pero hemos de tener en cuenta que cada persona en su niñez se socializa de un modo u otro dependiendo de su clase social, de su religión, de su origen y también dependiendo de si es niño o niña.
En la actualidad algunos de los valores, principios o normas transmitidos y asumidos como femeninos o masculinos están en crisis, lo que era válido hace años ya no lo es. Vivimos en un periodo de tránsito hacia una manera más justa e igualitaria de ser hombre o mujer, y es ahora más que nunca, cuando debemos ser conscientes de la gran responsabilidad que tenemos, tanto la familia como la escuela, al ser uno de los principales agentes de socialización.
El cambio de valores lleva a creer que todo vale y que esta situación es insalvable, pero nada más lejos de la realidad, es el momento de tomar conciencia, es el momento de unirnos escuela y familia para transmitir valores de igualdad y respeto que nos lleven hacia una sociedad más justa e igualitaria.
El profesorado para justificar los comportamientos agresivo o indisciplinados de los chicos suelen dirigir su mirada hacia la familia o el entorno y las familias suelen excusarse en la mala influencia de sus iguales, de los medios de comunicación o de la sociedad. Pero lo que no solemos hacer es pararnos a pensar que si los chicos se comportan de una determinada manera es que se han socializado con todo lo que conlleva ser chicos: más valientes, más arriesgados, activos, fuertes..Unas directrices sociales que han de cumplir pues de lo contrario se les someterá a un castigo social grave, sino eres un chico eres una chica.
De sobra sabemos cómo se socializan las niñas, con mensajes directos e indirectos que les dicen que las chicas son ordenadas, más limpias, más coquetas, maternales o sexis, tranquilas, dóciles…
Esta socialización tiene como consecuencia que aprenden de modo casi inconsciente el privilegio de disponer de más tiempo para dedicar a lo que gusten, quienes son más valorados por su trabajo o aficiones, a quienes se les tolera más el insulto o la agresión, etc..
Se constatan desde muchos frentes los roles masculinos y femeninos que tanto daño nos están haciendo, pues en definitiva las injusticias y las violencias son toleradas socialmente y transmitidas.

Para lograr un cambio real y efectivo debemos re-pensar el modo en el que socializamos, tanto desde la familia como desde la escuela, hacer un esfuerzo conjunto y coordinarnos para llevar a cabo actuaciones individuales y grupales coeducadoras, con el objeto de erradicar todas las violencias machistas y que faciliten la transformación de nuestra sociedad a través de chicos y chicas más críticos con las injusticias de esta sociedad neopatrialcal.

Como familias no podemos dejar que asuman los estereotipos como naturales o buenos, no debemos permitir que de manera sistemática sean invisibilizadas o menospreciadas las aportaciones de la mujer en la sociedad en los distintos ámbitos, no podemos permitir que la educación sexual de nuestros hijos quede en manos de la pornografía vejatoria y agresiva a la que pueden acceder desde cualquier dispositivo móvil. Para lograrlo es fundamental que en cada AMPA exista la figura de una persona responsable de igualdad que se coordine con él o la docente coordinadora de coeducación y que ambas trabajen en la misma línea para desde nuestro entorno socializar desde el respeto y la igualdad entre niños y niñas, hombres y mujeres.

Gema Rodríguez Carmona
Coordinadora de coeducación del Ceip Teresa de Jesús. Responsable de Igualdad de Fapace.